Consagración de la Iglesia en Portugal y España
al Sagrado Corazón de Jesús y al Inmaculado Corazón de María
Santuario de Fátima, Basílica de Nuestra Señora del Rosario, 25 de marzo de 2020
Corazón de Jesucristo, médico de las almas,
Hijo amado y rostro de la misericordia del Padre, la Iglesia que peregrina sobre la tierra en Portugal y España -naciones que son Tuyas – mira para Tu costado abierto, que es su fuente de salvación, y
Te suplica:
– en esta singular hora de sufrimiento,
asiste a Tu Iglesia,
inspira a los gobernantes de las naciones,
escucha a los pobres y a los afligidos,
enaltece a los humildes y a los oprimidos,
sana a los enfermos y a los pecadores,
levanta a los abatidos y a los desanimados,
libera a los cautivos y prisioneros
y líbranos de la pandemia que nos afecta.
Corazón de Jesucristo, médico de las almas,
elevado en lo alto de la Cruz y palpado por los dedos del discípulo en la intimidad del cenáculo, la Iglesia que peregrina sobre la tierra en Portugal y España -naciones que son Tuyas- Te contempla como imagen del abrazo del Padre a la humanidad, ese abrazo que, en el Espíritu del Amor, queremos darnos unos a otros según Tu mandato en el lavatorio de los pies, y
Te suplica:
– en esta singular hora de sufrimiento,
ampara a los niños, a los ancianos y a los más vulnerables,
conforta a los médicos, a los enfermeros, a los profesionales de la salud y a los
voluntarios cuidadores,
fortalece a las familias y refuérzanos en la ciudadanía y en la solidaridad,
sé la luz de los moribundos,
acoge en Tu reino a los difuntos,
aleja de nosotros todo mal
y líbranos de la pandemia que nos afecta.
Corazón de Jesucristo, médico de las almas e Hijo de Santa María Virgen,
por medio del Corazón de Tu Madre, a quien se entrega la Iglesia que peregrina sobre la tierra en Portugal y España -naciones que desde hace siglos son Suyas y en tanto otros países, acepta la consagración de Tu Iglesia.
Al consagrarse a Tu Sagrado Corazón, la Iglesia se entrega a la protección del Corazón Inmaculado de María, configurado por la luz de Tu pascua y aquí revelado a tres niños como refugio y camino que conduce a Tu Corazón.
Sea Santa María Virgen, Nuestra Señora del Rosario de Fátima, la Salud de los Enfermos y el Refugio de tus discípulos nacidos junto a la Cruz de Tu amor.
Sea el Inmaculado Corazón de María, a quien nos entregamos, quien diga con nosotros:
– en esta singular hora de sufrimiento,
acoge a los que perecen,
da aliento a los que a Ti se consagran
y renueva el universo y la humanidad.
Amén.